Desde el principio de la historia de la iglesia, los cristianos se han congregado asiduamente con el propósito de poder alabar a Dios y crecer espiritualmente.
Cada reunión o actividad de nuestra iglesia está pensada y diseñada para el crecimiento espiritual de cada individuo. Ya sea la reunión de adoración o simplemente un tiempo de charla con una taza de café en la mano, nuestro deseo es el de poder animar y mostrar el amor de Dios a cada persona.