Muchas son las creencias que se asocian a los cristianos de hoy en día, y muchas de ellas son, ni más ni menos, enseñanzas de hombres. La Biblia nos amonesta a no aceptar mandamientos de hombres como de Dios. Por esta razón nuestras creencias están basadas en la Biblia, la Palabra de Dios, y no en tradiciones o mandamientos dados por hombres.
Creemos que la Biblia es la Palabra de Dios, inspirada, inerrante y perfecta.
Creemos en la Trinidad, que hay un solo Dios, existente en tres personas, Padre, Hijo y Espíritu Santo, iguales en sustancia pero distintos en persona.
Creemos en la deidad de Cristo, su nacimiento virginal, y su resurrección de entre los muertos. Jesucristo es cien por cien hombre y cien por cien Dios.
Creemos en la deidad y personalidad del Espíritu Santo.
Creemos en la existencia de los ángeles y Satanás así como de sus demonios.
Creemos que el ser humano fue creado a la imagen de Dios, pero que por transgresión voluntaria, cayó de su estado original, incurriendo en condenación.
Creemos que la salvación es sólo por gracia, se accede a través de la fe, y depende enteramente en la muerte substitutoria de Cristo en la cruz.
Creemos que el que ha nacido de nuevo, ha sido regenerado y no puede perder la salvación.
Creemos que el cristiano debe depender del Espíritu Santo para su crecimiento espiritual.
Creemos que el cristiano debe evitar vivir en los placeres mundanos que son contrarios a la fe que profesa.
Creemos que una iglesia local, la cual es una asamblea de creyentes en Cristo bautizados según las enseñanzas del Nuevo Testamento, es la institución ordenada por Dios para adorarle, practicar Sus ordenanzas y difundir el Evangelio.
Creemos que Cristo dio dos ordenanzas a la iglesia, el bautismo por inmersión y la “mesa del Señor”, los cuales no tienen ningún valor regenerador pero sí de obediencia e identificación.
Creemos en la resurrección corporal del verdadero cristiano, en el rapto pretribulacional de todos los creyentes, y en el reino milenial de Cristo en la tierra.