• Inicio
  • Nosotros
    • Nuestra misión
    • Nuestras creencias
    • Liderazgo
    • Horarios
  • Predicaciones
  • Artículos
  • Contacto
  • Buenas Nuevas

Domingos: Escuela dominical a las 10:30 am y Reuniones de Adoración a las 11:30 am.

¡Encuéntranos!
jsegurado@iglesiabonanova.com
Iglesia Bautista Bona NovaIglesia Bautista Bona Nova
Proclamando y viviendo las Buenas Nuevas

en la ciudad de Tarragona
  • Inicio
  • Nosotros
    • Nuestra misión
    • Nuestras creencias
    • Liderazgo
    • Horarios
  • Predicaciones
  • Artículos
  • Contacto
  • Buenas Nuevas

Las Buenas Nuevas (o el Evangelio de Jesucristo)

Por mucho que se quiera negar, la Biblia tiene un mensaje consistente, claro y universal. En el Evangelio de Juan, encontramos a Jesús manteniendo una conversación con un hombre llamado Nicodemo. En la conversación, Jesús le dice: “El que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios.” A lo que Nicodemo respondió: “¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo?”

Muchos son los que se han inventado nuevas maneras de acercarse a Dios y se han alejado del sencillo mensaje de la Biblia. Han traficado con las almas tergiversando la verdad para su propio beneficio.

¿Cuál fue la respuesta de Jesús a la pregunta de Nicodemo? “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.” (Juan  3:16)

Es nuestra intención aquí explicar de manera sencilla y clara las palabras de Cristo para que tu también, así como en su momento Nicodemo, puedas nacer de nuevo y tener una nueva relación con Dios.

La Biblia explica este “nuevo nacimiento” con la palabra “Evangelio”. En la primera epístola a los Corintios, el apóstol Pablo escribe: “Además os declaro, hermanos, el evangelio que os he predicado…Que Cristo murió por nuestros pecados…”

Simplificando, el Evangelio consiste en tres verdades que uno debe entender y estar de acuerdo y una decisión que tomar.

Primera verdad: El problema del pecado
"Cristo murió por nuestros pecados"

La Biblia es muy clara al respecto. Todos tenemos un problema común: El pecado. Eso no significa necesariamente que somos malas personas pero sí que nos pone en una situación muy complicada. ¿Por qué? porque es precisamente ese pecado, ya sea mucho o poco, el que hace imposible acercarse a Dios.

“Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios.” (Rom. 3:23) Todos somos pecadores y en consecuencia estamos separados de Dios. Pero ¿por qué estamos destituidos de la gloria de Dios?

“Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto.” (Mateo 5:48) ¿Has conocido alguna vez a una persona perfecta, sin pecado? La respuesta es no, y la Biblia así lo afirma. En cambio Dios sí lo es, y para poder estar en su presencia se requiere perfección.

Sabiendo que la norma de Dios es la perfección y que nosotros somos pecadores, ¿cuántos de nosotros podríamos llegar a Dios?

Segunda verdad: El castigo por el pecado
"Cristo murió por nuestros pecados"

¿Por qué murió Cristo por nuestros pecados? Porque existe una pena o castigo por nuestro pecado, y ese castigo es justo.

Del mismo modo que recibimos un salario por nuestro trabajo, también recibimos muerte por nuestro pecado.

“Porque la paga del pecado es muerte…” (Romanos 6:23)

Pero incluso aquellos que van al cielo mueren, lo cual nos indica que debe estar hablando de algo más que muerte física (la separación del alma y el cuerpo).

Esta segunda muerte, o muerte espiritual es estar eternamente separado de Dios… ¿Dónde? La Biblia describe este lugar como “lago de fuego” (Apoc. 20:14), “fuego que nunca se apaga”(Lucas 3:17), o “fuego eterno”(Mateo 18:8). Es decir, el infierno.

¡Pero esto parece muy duro y cruel! ¿Es realmente necesario que Dios juzgue de esta manera?

Observa los siguientes versículos:

“Dios de verdad, y sin ninguna iniquidad en él; es justo y recto.” (Deuteronomio 32:4)

“El juez de toda la tierra, ¿no ha de hacer lo que es justo?” (Génesis 18:25)

La Real Academia Española define justicia como “Principio moral que lleva a dar a cada uno lo que le corresponde o pertenece.” No es que Dios sea cruel o injusto sino que es un Juez justo que debe juzgar el pecado y en consecuencia dictar sentencia.

Entonces, en el supuesto que Dios pasara por alto tus pecados y te dejara entrar al cielo, ¿sería eso justicia? Por supuesto que no. La justicia demanda que el pecado sea juzgado.

Aceptémoslo, estos primeros dos puntos son malas noticias. (1) La santidad de Dios demanda perfección y (2) la justicia de Dios demanda juicio. Bajo estas premisas, si tu vida acabase en este momento y tuvieras que presentarte delante de Dios… ¿a dónde irías? ¿te preocupa?

Entonces ¿cómo soluciono mi problema con el pecado? La respuesta más común son las buenas obras… “espero que mis buenas acciones pesen más que las malas” o “yo no soy mala persona…” Otros creen que por cumplir con la iglesia o sencillamente dando dinero se les abrirá la puerta.

Esta manera de pensar es muy problemática. ¿Cuántas buenas obras, o cuán fiel debo ser a la iglesia para que pueda entrar al cielo? Nadie puede dar una respuesta satisfactoria y la Biblia es clara al respecto:

“Porque por gracia sois salvos, por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe.” (Ef. 2:8, 9) Yo no puedo ganarme la salvación. Entonces ¿qué sentido tiene el seguir enseñanzas que precisamente enfatizan las obras como método de salvación? ¿No prefieres algo más seguro?

Ponlo de esta manera: Cuando adquieres un seguro de coche es porque estás seguro que va a cubrir los gastos en caso de accidente. ¿Cogerías ese seguro si el vendedor te dijese que no está convencido que te fuera a cubrir? ¡Por supuesto que no!

Pero gracias a Dios que la salvación no es cosa del azar sino que podemos estar cien por cien seguros de nuestra salvación. “Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna…” (1 Juan 5:13)

Tercera verdad: El pago por el pecado
"Cristo murió por nuestros pecados"

Este es el Evangelio, ¡las Buenas Nuevas! Si las malas noticias son que la santidad de Dios no tolera el pecado, y su justicia debe juzgarlo, las buenas nuevas son que el amor de Dios ha provisto la manera de satisfacer su santidad y justicia.

“Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.” (Romanos 5:8)

“…quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero.” (1 Pedro 2:24)

¿Qué significan estos versículos? Que Jesús padeció el juicio que nosotros merecemos. Él tomó tu sentencia y se la aplicó a sí mismo. Y lo hizo de tal modo que no dejó nada en el aire.

“Y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado.” (1 Jn. 1:7)

Puesto que Cristo pagó por completo la deuda incurrida por tu pecado ¿hay algo que quede por pagar?

En otras palabras, y para que lo podamos entender de una manera sencilla, la justicia de Cristo puede ser acreditada a tu cuenta.

“Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.” (2 Corintio 5:21)

Tu pecado le fue acreditado a Cristo para que su justicia pudiera ser acreditada en tu cuenta.

Una decisión: Fe y arrepentimiento
"...para que todo aquel que en Él cree"

Ahora llega el punto crítico. ¿Qué debo hacer? Primeramente, démonos cuenta que del mismo modo que todos somos pecadores, todos tenemos la oportunidad de invocar el nombre del Señor.

“Porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo. ¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído?” (Rom. 10:13, 14)

Fíjate que invocar está relacionado con creer. Es decir, debo creer en aquel a quien invoco. El énfasis no está en el acto de invocar u orar, sino en el creer con el corazón (tener fe).

Entonces ¿qué significa creer?

“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.” Juan 3:16

Cuando la Biblia habla de creer, no lo hace en el sentido de “creer acerca de Jesús” sino de “creer en Jesus”. Es decir, este creer significa no sólo entender y estar de acuerdo sino que además debemos depender en Cristo para nuestra salvación.

Creer en Jesús es transferir mi total confianza y dependencia a Cristo, en lugar de depositarla en mí mismo o en lo que yo pueda hacer para la salvación.

No hay lugar para mis buenas obras, intenciones, esfuerzos o lo que quieras hacer. No depende de ti, sino de lo que Cristo hizo cuando murió en tu lugar en la cruz.

¡El pecado es el problema, el infierno es la consecuencia, Cristo es la respuesta!

Un soldado le preguntó al apóstol Pablo: “¿Qué debo hacer para ser salvo?” Y Pablo le respondió: “Cree en el Señor Jesucristo y serás salvo.” Pablo indicó a este soldado el camino de la salvación: Pon tu dependencia en Cristo, y sólo en Cristo.

Fíjate en esta ilustración: Así como sentarse en la mitad de dos sillas contiguas revelaría desconfianza en ambas, depender en Jesús y “algo más” revelaría desconfianza en Él.

“Una confianza dividida es desconfianza.”

No podemos creer en Cristo y además en nuestras buenas obras. O confiamos al cien por cien o estamos desconfiando.

¿Quieres tú creer? 

¿Qué promete Dios a aquellos que creen?

  • Perdón de pecados

“…que todos los que en Él creyeren recibirán perdón de pecados.” (Hechos 10:43)

  • Justicia acreditada

“Mas al que no obra, sino cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia.” (Romanos 4:5)

  • Vida eterna

“El que cree en mí, tiene vida eterna.” (Juan 6:47)

Basándonos en la Palabra de Dios, si crees (pones tu dependencia solamente en Cristo para que te salve del pecado y del infierno), Cristo perdonará tus pecados, te acreditará con su justicia, y te dará vida eterna.

“El que en Él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios.” (Juan 3:18)

Como ves, el plan de Dios es sencillo y no requiere más que creer en la obra completa de Cristo. No dejes pasar más tiempo, pide a Dios que te salve de tus pecados y Él lo hará.

Imagínate que te estás ahogando en el océano. Mientras luchas por lo que crees va a ser tu último respiro, avistas un barco de salvamento navegando muy cerca – por lo que gritas “¡Ayuda!”

¿Qué es lo que has hecho? Has transferido tu dependencia de tus propias fuerzas a las de otro. En ese momento no te preguntas si gritaste “¡ayuda!” de la manera correcta. La cuestión no es lo bien que oras, sino el transferir tu dependencia.

“Y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano.” (Juan 10:28)

Nos encantaría conocerte. Averigua cómo, cuándo y dónde. ¡Infórmate aquí!
Highend Church

© 2025 · Iglesia Bautista Bona Nova